Recuerdos y vivencias en Moto. Para entretenerme/nos un ratillo...

jueves, 10 de marzo de 2011

Un Viaje Inolvidable... 1ª Parte.

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Nuestra querida Piel de Toro se encontraba paralizada, aterida y zarandeada por una gran ola de frío polar que la atenazaba desde hacía días, al igual que a buena parte de Europa.

Era un Viernes tempranito del mes de Febrero, creo que del año 2.002, y un grupo de cuatro amigos (diegok, JuanRa, PacoH y el que suscribe) debatían delante de un café qué hacer ante esas condiciones.

La vestimenta de estos amigos indicaba bien a las claras cuales eran sus intenciones: Viajar en Moto. 


Pero no un paseo de Domingo como otros tantos, sino un viajecito algo más largo.

Su intención era la de atravesar buena parte de la península para ir desde Murcia, a pocos kmtros del limite con Andalucía, hasta Huesca, un poquito más arriba, para asistir a la Concentración Motera Invernal de JabalisTreffen, en el Camping Motero de Anzánigo.




Por un lado en la TV se insistia machaconamente en que no se viajase en esas condiciones -temperaturas bajo cero, nieve, pero sobre todo fuerte aire- y también la familia y amigos rogaban, casi suplicaban, que no nos fuésemos.

Por el otro lado, unas ganas irrefrenables de que el viaje, largamente soñado, no se fuese al traste en el último minuto nos ponían en un dilema de no fácil resolución.

La decisión, unánime...  Ya que estábamos con todo preparado, motos cargadas y equipo puesto, iniciar el viaje y llegar hasta donde pudiéramos -nos constaba que muchas carreteras estaban cortadas-. Al menos rodar en moto lo que pudieramos, qué menos.

Desde el primer momento hizo acto de presencia ese desagradable elemento que nos iba a acompañar durante todo el viaje, tanto de ida, como de regreso: El aire. Rodar con la moto de lado, dando los consabidos bandazos mientras nos hacíamos con ella fue una constante durante todo el trayecto.

La primera parada para repostar la hicimos unos kmtros antes de Almansa, Albacete.

Tuvimos que poner las motos a resguardo de los surtidores y aún así costaba lo suyo que no fuesen a parar al suelo por las fuertes rachas. Me quito un guante y de forma automática lo dejo encima del asiento... Tuve que correr, pero correr, para poder recuperarlo.

Después de conseguir llenar el depósito, tocaba pagar. La entrada al establecimiento contaba con doble puerta y al abrir la primera nos encontramos con una escena que aún recuerdo perfectamente: 


Un matrimonio algo mayor estaba allí plantado, de pie, sin acabar de decidirse a salir y llegar hasta su coche que habían dejado al otro lado de los surtidores, ya que las rachas de aire eran terribles en ese momento. Estaban paralizados.

Aunque lo que sus caras reflejaba mostraba bien a las claras a qué se debía esa parálisis: ¡ Cuatro locos en moto con la que estaba cayendo !. Mas que sorpresa, era pura incredulidad... Aquello no podía ser posible.

Continuamos nuestra marcha -y nuestro "baile"- en dirección Almansa/Ayora; tras ver las primeras nieves, justo al abandonar la autovía nos paró la G.C. de Tráfico. Nos informaron de la conveniencia de no continuar, ya que el tramo hacia Ayora se encontraba en malas condiciones. A pesar de ello, seguimos adelante. Craso error.

La carretera en cuestión es todo recto. Una carretera aburrida en condiciones normales.

Pero cuando está cubierta en toda su superficie por dos o tres centímetros de nieve/hielo no compactado, con más de un palmo de nieve en todos sus alrededores, y unas rachas de aire con la suficiente fuerza como para levantar parte de esa nieve y crear una condiciones de ventisca que, además de dificultar la visión te obliga a circular por el centro de la calzada para poder tener un cierto margen de reacción, a la vez que te olvidas de maniobras bruscas, nada de tocar frenos, y ojito a las reacciones de transmisión, la cosa cambia.

Y claro, aconteció lo inevitable.

Unos kmtros antes de llegar a Ayora termina la recta y hay una ligera curva en descenso. JuanRa que toca ligeramente el freno y...al suelo. Acostumbrado como está por su afición a los circuitos de velocidad -ha competido incluso- su primera reacción al caer es empujar con fuerza en los reposapiés para separarse de la moto y que ésta deslice sin arrastrarlo a el, lo cual consigue. Se levanta inmediatamente, tras recorrer algunos metros tumbado sobre el hielo, sin mayores consecuencias, por fortuna.

Esta inesperada caída nos crea al momento un pequeño problema a quienes le seguimos...¡ Parar ! Sobre la capa de hielo, tenemos que conseguir detenernos en ligera pendiente hacia abajo, con la ventisca, y viendo ante nosotros las consecuencias de usar los frenos...

Durante todo este trayecto he circulado en segunda/tercera, siempre a bajas vueltas y usando la fricción del embrague para regular la velocidad/amortiguar las reacciones de la transmisión al cambiar.... Acariciando tan solo tanto la maneta delantera como el pedal de freno trasero consigo detenerme. Moto en el arcen, pata de cabra y corriendo a ayudar al colega caído a levantar la moto.

Mientras realizamos esta operación, nueva ráfaga de aire y la moto que esta vez va al suelo es la mía, por fortuna en el terreno labrado contiguo a la carretera, lo que minimiza los daños -intermitente roto y agujero en las feas pero efectivas manoplas que tanto frío me van a quitar en el viaje-.





No he comentado que el amigo PacoH se quedó atrás a las primeras de cambio, con gran preocupación por mi parte -todo esto que comento acontece en unos 10/12 km de recorrido, no más- ya que no es un piloto especialmente hábil.

Estamos terminando de pasar revista a los escasos daños de la R1 de JuanRa cuando mis temores hacia Paco se confirman. Un automóvil se detiene a nuestro lado y su conductor nos informa de que nuestro colega ha sufrido una caída algo más atrás, aunque está bien.

Con la lógica alarma entre nosotros, toca dar la vuelta a las motos como podemos y rehacer el camino en busca de Paco, a quien encontramos de nuevo unos 3 km más atrás.

Tal como me temía, debido a su mas bien escasa pericia a los mandos de una moto -a pesar de los innumerables viajes y kmtros que lleva recorridos- su respuesta ante las dificultades que se nos presentaban se ha limitado a ir muy despacio.

Para ello ha hecho lo que no debía...circular en primera velocidad, con lo cual en alguna de las reacciones de la transmisión -el cardán no perdona- bien al cortar, bien al dar gas... al suelo, con la mala fortuna de no tener los suficientes reflejos de intentar separarse de la moto. Uno de los perolos de su GS1150 había caído justo encima de la articulación del pie, rompiéndole un pequeño hueso -aunque esto lo sabríamos después, lógicamente-.

Total, que el dolor no le permitia andar, tocaba llamar a la asistencia -una odisea el hablar por tfno móvil con la ventisca que no permitia escuchar nada, y la operadora que practicamente no nos entendía por el ruido-.

Llevaríamos allí como unos diez minutos cuando paso el camión de mantenimiento esparciendo la sal que nos hubiese salvado de estos contratiempos. A buenas horas.

Tras al menos una hora de espera, aguantando el frío y la ventisca, llegó la grúa, subimos en ella la moto y Paco regresó también, mientras los demás decidimos continuar.

Locura? Inconsciencia? No lo sé, si se que en ningún momento nos planteamos el darnos media vuelta... o al menos nadie lo dijo.


Continuará...

2 comentarios:

  1. Son locuras e inconsciencias que nunca se olvidan.

    Y a veces nos reconforta recordar el haber pasado experiencias de este tipo. Aunque no sean agradables.

    Un abrazo!

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  2. No lo apruebo.es como meterse jaco. Ya sabes q pasara. Luego la gente se muere

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