Recuerdos y vivencias en Moto. Para entretenerme/nos un ratillo...

sábado, 26 de marzo de 2011

Sin Prisa, pero Sin Pausa.

Va transcurriendo el tiempo. No se detiene.


Como uno más de los atareados pobladores de esta parte del Planeta Tierra, normalmente siempre con prisas, siempre sin tiempo para nada, volcados en la vorágine del día a día, la moto se ha convertido para mí en un aliado que me permite, en ciertas ocasiones, hacerle un guiño a las ocupaciones -y preocupaciones- habituales y dejarlas de lado durante algunas horas, o a veces, incluso días.


Precisamente hoy había decidido aprovechar un par de horas que me podía permitir entre la comida y las obligaciones de la tarde para hacer una pequeña escapadita en busca de un magnífico árbol que descubrí casi por casualidad hace un tiempo y del cual ignoraba si, tras unos años transcurridos desde mi última visita al lugar, aún continuaba allí, en el mismo sitio que ocupa desde hace...unos cientos de años...


Y afortunadamente, tras una media hora de rodar, primero por carretera y luego -unos 3km- por pistas, llegué al lugar para comprobar que allí estaba, tan sólido, rotundo y magnífico como siempre.



A pocos metros de allí, otro ejemplar, de tronco no tan masivo pero con sus ramas mucho más pobladas, contribuía a la espectacularidad de aquel pequeño rincón:



La visión del nudoso tronco, de barrocas e increíbles formas, no pudo por menos que hacerme reflexionar sobre el transcurso del tiempo, ese tiempo que tanto nos agobia en ocasiones y del que en tan pocas otras podemos disponer a nuestra entera satisfacción.

 Si este centenario arbolito pudiese hablar, ¿Qué nos contaría sobre el? ¿Cual sería su concepto de la prisa?

Supongo que algo distinto al nuestro....


Y bueno, como mi tiempo para éste paseo era limitado -por lo que íbamos hablando- tocaba continuar el recorrido, ahora con la intención de pasar por algunos tramos desconocidos para mí, a ver que me deparaban, y ciertamente, no me desilusionaron en absoluto




Es lo que tiene esta tierra, que igual te puedes encontrar con sedimentos de lo más reseco, en un paisaje y zona que también lo están 


Y a un par de metros una pequeña corriente de agua cristalina -eso en esta época y este año, ya que no es lo habitual, al margen de que será efímera-.


Algún contraste más


Y pruebas de que la "civilización" no anda lejos...


El paseo continua, con nuevas sorpresas


Tramos un tanto especiales


Vistas típicas de la zona


Y naturaleza a raudales, que te sale al encuentro y a la que hay que tener buen cuidado de no maltratar


Ahora tocaba un tramo de disfrute, en el que no pude hacer fotos ya que, de parar, me hubiese quedado atascado y no era plan yendo solo como era el caso. Aunque habitualmente hay camino, en algunos sitios éste prácticamente había desaparecido y pude superar el tramo con terreno arenoso, suelto y encharcado gracias a las ruedas de tacos. De haber llevado mixtas, igual todavía estaba por allí... 

Tras alguna muestra más de la belleza de estas zonas áridas 


Tocaba regresar a casita.

En otra ocasión volveré por allí para intentar medir, sino el paso del tiempo que su corpulencia refleja que ha visto transcurrir, lo cual se me antoja harto difícil, si al menos el grosor de su tronco...



Nos vemos en las pistas y caminos de cualquier parte del mundo. 

Las fotos y el recorrido pertenecen íntegramente a la provincia de Almeria, muy cerquita de su límite con Murcia.
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jueves, 10 de marzo de 2011

Un Viaje Inolvidable... 1ª Parte.

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Nuestra querida Piel de Toro se encontraba paralizada, aterida y zarandeada por una gran ola de frío polar que la atenazaba desde hacía días, al igual que a buena parte de Europa.

Era un Viernes tempranito del mes de Febrero, creo que del año 2.002, y un grupo de cuatro amigos (diegok, JuanRa, PacoH y el que suscribe) debatían delante de un café qué hacer ante esas condiciones.

La vestimenta de estos amigos indicaba bien a las claras cuales eran sus intenciones: Viajar en Moto. 


Pero no un paseo de Domingo como otros tantos, sino un viajecito algo más largo.

Su intención era la de atravesar buena parte de la península para ir desde Murcia, a pocos kmtros del limite con Andalucía, hasta Huesca, un poquito más arriba, para asistir a la Concentración Motera Invernal de JabalisTreffen, en el Camping Motero de Anzánigo.




Por un lado en la TV se insistia machaconamente en que no se viajase en esas condiciones -temperaturas bajo cero, nieve, pero sobre todo fuerte aire- y también la familia y amigos rogaban, casi suplicaban, que no nos fuésemos.

Por el otro lado, unas ganas irrefrenables de que el viaje, largamente soñado, no se fuese al traste en el último minuto nos ponían en un dilema de no fácil resolución.

La decisión, unánime...  Ya que estábamos con todo preparado, motos cargadas y equipo puesto, iniciar el viaje y llegar hasta donde pudiéramos -nos constaba que muchas carreteras estaban cortadas-. Al menos rodar en moto lo que pudieramos, qué menos.

Desde el primer momento hizo acto de presencia ese desagradable elemento que nos iba a acompañar durante todo el viaje, tanto de ida, como de regreso: El aire. Rodar con la moto de lado, dando los consabidos bandazos mientras nos hacíamos con ella fue una constante durante todo el trayecto.

La primera parada para repostar la hicimos unos kmtros antes de Almansa, Albacete.

Tuvimos que poner las motos a resguardo de los surtidores y aún así costaba lo suyo que no fuesen a parar al suelo por las fuertes rachas. Me quito un guante y de forma automática lo dejo encima del asiento... Tuve que correr, pero correr, para poder recuperarlo.

Después de conseguir llenar el depósito, tocaba pagar. La entrada al establecimiento contaba con doble puerta y al abrir la primera nos encontramos con una escena que aún recuerdo perfectamente: 


Un matrimonio algo mayor estaba allí plantado, de pie, sin acabar de decidirse a salir y llegar hasta su coche que habían dejado al otro lado de los surtidores, ya que las rachas de aire eran terribles en ese momento. Estaban paralizados.

Aunque lo que sus caras reflejaba mostraba bien a las claras a qué se debía esa parálisis: ¡ Cuatro locos en moto con la que estaba cayendo !. Mas que sorpresa, era pura incredulidad... Aquello no podía ser posible.

Continuamos nuestra marcha -y nuestro "baile"- en dirección Almansa/Ayora; tras ver las primeras nieves, justo al abandonar la autovía nos paró la G.C. de Tráfico. Nos informaron de la conveniencia de no continuar, ya que el tramo hacia Ayora se encontraba en malas condiciones. A pesar de ello, seguimos adelante. Craso error.

La carretera en cuestión es todo recto. Una carretera aburrida en condiciones normales.

Pero cuando está cubierta en toda su superficie por dos o tres centímetros de nieve/hielo no compactado, con más de un palmo de nieve en todos sus alrededores, y unas rachas de aire con la suficiente fuerza como para levantar parte de esa nieve y crear una condiciones de ventisca que, además de dificultar la visión te obliga a circular por el centro de la calzada para poder tener un cierto margen de reacción, a la vez que te olvidas de maniobras bruscas, nada de tocar frenos, y ojito a las reacciones de transmisión, la cosa cambia.

Y claro, aconteció lo inevitable.

Unos kmtros antes de llegar a Ayora termina la recta y hay una ligera curva en descenso. JuanRa que toca ligeramente el freno y...al suelo. Acostumbrado como está por su afición a los circuitos de velocidad -ha competido incluso- su primera reacción al caer es empujar con fuerza en los reposapiés para separarse de la moto y que ésta deslice sin arrastrarlo a el, lo cual consigue. Se levanta inmediatamente, tras recorrer algunos metros tumbado sobre el hielo, sin mayores consecuencias, por fortuna.

Esta inesperada caída nos crea al momento un pequeño problema a quienes le seguimos...¡ Parar ! Sobre la capa de hielo, tenemos que conseguir detenernos en ligera pendiente hacia abajo, con la ventisca, y viendo ante nosotros las consecuencias de usar los frenos...

Durante todo este trayecto he circulado en segunda/tercera, siempre a bajas vueltas y usando la fricción del embrague para regular la velocidad/amortiguar las reacciones de la transmisión al cambiar.... Acariciando tan solo tanto la maneta delantera como el pedal de freno trasero consigo detenerme. Moto en el arcen, pata de cabra y corriendo a ayudar al colega caído a levantar la moto.

Mientras realizamos esta operación, nueva ráfaga de aire y la moto que esta vez va al suelo es la mía, por fortuna en el terreno labrado contiguo a la carretera, lo que minimiza los daños -intermitente roto y agujero en las feas pero efectivas manoplas que tanto frío me van a quitar en el viaje-.





No he comentado que el amigo PacoH se quedó atrás a las primeras de cambio, con gran preocupación por mi parte -todo esto que comento acontece en unos 10/12 km de recorrido, no más- ya que no es un piloto especialmente hábil.

Estamos terminando de pasar revista a los escasos daños de la R1 de JuanRa cuando mis temores hacia Paco se confirman. Un automóvil se detiene a nuestro lado y su conductor nos informa de que nuestro colega ha sufrido una caída algo más atrás, aunque está bien.

Con la lógica alarma entre nosotros, toca dar la vuelta a las motos como podemos y rehacer el camino en busca de Paco, a quien encontramos de nuevo unos 3 km más atrás.

Tal como me temía, debido a su mas bien escasa pericia a los mandos de una moto -a pesar de los innumerables viajes y kmtros que lleva recorridos- su respuesta ante las dificultades que se nos presentaban se ha limitado a ir muy despacio.

Para ello ha hecho lo que no debía...circular en primera velocidad, con lo cual en alguna de las reacciones de la transmisión -el cardán no perdona- bien al cortar, bien al dar gas... al suelo, con la mala fortuna de no tener los suficientes reflejos de intentar separarse de la moto. Uno de los perolos de su GS1150 había caído justo encima de la articulación del pie, rompiéndole un pequeño hueso -aunque esto lo sabríamos después, lógicamente-.

Total, que el dolor no le permitia andar, tocaba llamar a la asistencia -una odisea el hablar por tfno móvil con la ventisca que no permitia escuchar nada, y la operadora que practicamente no nos entendía por el ruido-.

Llevaríamos allí como unos diez minutos cuando paso el camión de mantenimiento esparciendo la sal que nos hubiese salvado de estos contratiempos. A buenas horas.

Tras al menos una hora de espera, aguantando el frío y la ventisca, llegó la grúa, subimos en ella la moto y Paco regresó también, mientras los demás decidimos continuar.

Locura? Inconsciencia? No lo sé, si se que en ningún momento nos planteamos el darnos media vuelta... o al menos nadie lo dijo.


Continuará...

miércoles, 9 de marzo de 2011

Homenaje a un Maestro.

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En cierta ocasión, erase que se era... un motard el cual, tras haber tenido diferentes vehículos de dos ruedas a motor, todos ellos con una cilindrada más bien escasa, tuvo que renunciar a ellos hasta que un buen día, tras muchos años de circular enlatado, consiguió hacer realidad su sueño y volver a sentir todas esas sensaciones que solo quien circula en moto puede entender en su justa medida.




La nueva moto, ya de una cilindrada algo más elevada, abrió nuevos horizontes y posibilidades, entre ellas la de las salidas en grupo, y poco a poco volvió el hábito y éste motard se fue haciendo a la nueva máquina, que en un principio le sobrepasaba, y no poco, por cuanto sus capacidades técnicas eran más bien limitadas, teniendo que fiarlo todo, a la hora de pilotarla, a su equilibrio natural y la costumbre, ya casi olvidada, adquirida con sus anteriores motitos (entre las que se incluye una Montesa 250 de motocross que le permitió participar en alguna competición, mas como diversión que otra cosa).

Las salidas en grupo eran agradables, permitían ir conociendo más gente e ir ampliando esos horizontes, pero a la vez trajeron una nueva faceta a la que intentar adaptarse: Aparecía gente experimentada cuyo ritmo de marcha era muy superior a lo que los conocimientos técnicos del pilotaje del reincorporado motard le permitían a éste desarrollar… Desarrollar dentro de unos parámetros de normalidad, ya que suplía estas carencias con su equilibrio natural, que lo tenía para ir en moto, y con unas arriesgadas trazadas, frenadas y demás a las que tampoco daba demasiada importancia, en buena parte porque desconocía lo que estaba haciendo mal, aunque algo le avisaba de que aquello no podía ser normal… Curvas en las que faltaba terreno al salir, pisando la raya blanca e invadiendo el carril contrario, aunque lo de la raya blanca tampoco parecía importar demasiado, habida cuenta de que también se pisaba ésta en numerosas ocasiones antes de entrar en curva, en un intento de aprovechar todo lo disponible para no quedarse atrás, frenadas en las que la moto se retorcía bajo él al tirar todos los hierros porque la curva estaba ahí, mucho más cerca de lo que había previsto antes de empezar a frenar… En fin, todo ese tipo de cosas…

En ésas estábamos cuando un buen día, curioseando por uno de esos numerosos foros que hay esparcidos por el universo de Internet, este motard encontró algo que le llamó la atención, quizá porque no sabía demasiado bien a que atenerse ante el título: Manual de Pilotaje, firmado por el...Dr.Infierno....   Manual de Pilotaje



A ver: ¿Pedro Botero se había hecho motorista? ¿Había un Dr. capaz de salvarnos de las llamas si renunciábamos a las motos? ¿Qué pasaba allí…?

En fin, algo había en aquel título capaz de llamar lo suficiente la atención del susodicho motard como para que éste pinchase en el enlace y descubriese que no había gato encerrado, y que efectivamente se trataba de lo que el título indicaba, un compendio de explicaciones, con esquemas, dibujitos y palabrejas raras entre las que llamaba especialmente la atención una: Contramanillar (Cazi ná lo del ojo...)

Vamos, que en un principio este motard no sabía si hacer caso a aquello o mandar el susodicho manual a la hoguera, por una asociación de ideas directamente influida por el nombrecito del Dr…

Pero en  fin, dado que el manual no estaba presente físicamente sino que, como ya he comentado, aparecía en una pantalla a través de Internet y no era caso prender fuego al ordenata, se decidió a intentar hacer caso a algunas de las explicaciones y recomendaciones allí escritas, empezando por trazar las curvas tal como se explicaba en algunos de los dibujitos (había visto a algunos colegas trazarlas así, esos que parecían no correr encima de la moto y a los que sin embargo no conseguía alcanzar a pesar de poner en juego todo el equilibrio y otros aditamentos de los que era capaz para intentar llevar al vehículo como y por donde él quería, aunque se resistía a hacerlo como los otros porque siempre las había trazado a su manera, y esa era la que valía…o así lo creía el).




Coincidieron varias salidas en solitario seguidas con los intentos de puesta en práctica de aquellas técnicas leídas en el manual, lo cual posiblemente favoreció su rápida asimilación y el llegar a hacerlas de una forma constante y natural (algo que en principio costó lo suyo, ya que la costumbre tira y casi de continuo tenía que ir pensando: Que no, a la curva no se entra por ahí, se entra por el otro sitio, y cosas similares…).

En fin, tras un tiempo de practicar, este motard notó que algo había cambiado, aunque no sabía precisar demasiado bien el que… Hasta la primera salida en grupo con esos colegas que tanto le habían hecho padecer (de forma voluntaria por su parte, eso si, pero el stress y la desazón que le acompañaban en sus salidas intentando seguirlos había hecho que renunciase a ellas, incorporándose a esta nueva salida un poco a regañadientes, todo hay que decirlo…)

Una vez en marcha, y llegados a la zona de curvitas, resultó ser que este motard ya no necesitaba pisar rayas blancas, ni invadir carriles contrarios, ni hacer frenadas desmadradas para seguir a estos colegas, y sobre todo ocurrió que ahora iba tranquilo a pesar de la velocidad, disfrutando de la moto y de las curvas, quedándose en el lugar que le correspondía, sin intentar ir a por gente a la que no podía alcanzar porque ahora sabía porqué ocurrían algunas cosas y que hay limites que no se deben sobrepasar…Antes lo hacía de forma inconsciente, ahora, gracias al Dr.Infierno y a su Manual, ya no, su disfrute, y sobre todo su seguridad a la hora de ir encima de una moto había aumentado lo que no os podéis llegar a imaginar.

Mi agradecimiento, de todo corazón, a la persona que lo hizo posible.





Publicado originalmente en:   BMWMotos.com

Y llegó Ella. (En Construcción)

La culpable de mis primeros paseos serios por campo... y por carretera...

lunes, 7 de marzo de 2011

Frío, lluvia e ilusión: Mi Primera Invernal

Después de muchas dudas, nervios, insomnio y porqué no decirlo, bastante ratos de soñar despierto, hete aqui que me encuentro en traje de faena, mono de lluvia incluído, y moto cargada hasta arriba, preparado para partir rumbo a mi primera Concentración Invernal: Pingüinos 2.001

No hace tanto tiempo que dispongo de mi primera moto "seria" una BMW F650, pero si que hace bastante, prácticamente media vida, que espero este momento.

Mi primer viaje en moto más o menos largo, y por añadidura mi primera Invernal, y nada más y nada menos que Pingüinos, la idealizada Concentración tantas veces vista, leída, soñada y desmenuzada en las revistas del ramo principalmente.


- Foto correspondiente a Pingüinos 2.004 -



Continuará...

Continuando la Tradición Familiar (En Construccion)

Mi tio materno, mis tios paternos... Todos en Vespa. Y claro, las tradiciones familiares tiran, de tal forma que yo no podía ser menos...

Igualita que esta

sábado, 5 de marzo de 2011

Bocata Rule.

Dícese de una extraordinaria y gratificante actividad lúdico-motera para cuyo correcto desarrollo son necesarios los siguientes elementos:

A):  Bocata (para comer).




B):  Moto (para rular).




C):  Colegas (para comer -el bocata- y rular -con la moto-).




D):  Road Leader (para que los colegas se cisquen en él cuando los mete por ciertas carreteritas, se olvida de las paradas para me*r y la del bocata la hace a las 4 de la tarde...).


Bien, una vez puestos los puntos sobre las íes, toca continuar comentando las posibilidades de dicha actividad, la cual nos va a permitir rular -en moto- por diversos lugares de nuestra geografía, disfrutando de bellos paisajes, de buenas curvitas -de la carreterita- y también, en ocasiones, de algunos de los mejores baches y hoyos -también de la carreterita- que podamos encontrar.

Los paisajes y sitios pueden ser como éstos:











Los bocatas -y sus derivados- como éstos:





En las paradas se puede confraternizar con la fauna local:





 

Y por supuesto, apreciar la diversidad de flora y vegetación:




En dichas paradas se hablará un poco de todo, haciendo especial hincapié en recordar a los colegas la importancia de llevar tu moto equipada con una buena marca y modelo de neumáticos que transmitan confianza y contribuyan a nuestra seguridad -excluyase de dicha lista, por derecho propio, a la marca esa del muñequito regordete...-.

Uno de los tema estrella de la conversación será lógicamente las diversas vicisitudes acaecidas durante el trayecto, tales como:

-Vaya carreterita, por donde nos ha metido el c.... éste.

-Has visto que alto volaban los buitres? Si? Pues entonces no necesitas gafas.

-La Ley de Murphy: 

El abuelete de la C-15 solo podía incorporarse a la carretera -a paso de tortuga- justo al inicio del tramo más guapo de curvitas, todo con línea continua, y delante nuestro, claro.

-He tenido que frenar al entrar en aquella curva porque no quería pasarte....

-Vaya con el tramo aquel de asfalto húmedo. Y el de los Z6, como si nada.

-Ya creía que no ibas a parar.

-Qué sustillo me han dado los PR2...

En fin, cosas de moteros.


Continuará...?

Motos, Paseos y...3 (En Construccion)

Este fue otro sueño hecho realidad...

miércoles, 2 de marzo de 2011

Y la playa... Donde está?

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No todos los días en moto son iguales.



En ocasiones -y no vale buscarlo, tiene que salir así- los astros se alinean y lo que iba a ser un paseo más acaba por ser un día especial.

Para ello tan solo hacen falta unas motos, unos colegas, ganas de rodar.... y una previsión de temperaturas con las cuales la mayor parte de la gente se quedaría en casita.



Ni que decir tiene que hay que comenzar -y terminar- la jornada pasando un poquito de fresco. -2, -3º grados no son motivo suficiente para detener a unos aguerridos moteros y sus ansias de hacer curvitas con un ojo puesto en el asfalto (bueno, a veces los dos y casi que también los pies por la cuenta que nos tenía) y el otro en el cambiante y espectacular paisaje.



Porque resultó ser uno de esos días en que te encuentras, de verdad, con ganas de ir en moto, siendo la impresionante nevada caída en buena parte del recorrido un poderoso aliciente para el disfrute del sentido de la vista, el cual se encarga de transmitirnos lo espectacular que puede llegar a ser la naturaleza en ocasiones.

Olvidados, al menos por unas horas, los habituales problemas del día a día, nos toca disfrutar, y descubrir una nueva sorpresa, un nuevo motivo de asombro detrás de cada curva, en cada tramo de la carretera.


Y bueno, para qué extenderme más... Por mucho que lo intente, creo que tan solo tres personas, aparte de mi claro está, os podrán trasladar la realidad de como fue ese día...




No dejemos que nuestras ilusiones se enfríen... 



Salgamos a rodar...