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En cierta ocasión, erase que se era... un motard el cual, tras haber tenido diferentes vehículos de dos ruedas a motor, todos ellos con una cilindrada más bien escasa, tuvo que renunciar a ellos hasta que un buen día, tras muchos años de circular enlatado, consiguió hacer realidad su sueño y volver a sentir todas esas sensaciones que solo quien circula en moto puede entender en su justa medida.
La nueva moto, ya de una cilindrada algo más elevada, abrió nuevos horizontes y posibilidades, entre ellas la de las salidas en grupo, y poco a poco volvió el hábito y éste motard se fue haciendo a la nueva máquina, que en un principio le sobrepasaba, y no poco, por cuanto sus capacidades técnicas eran más bien limitadas, teniendo que fiarlo todo, a la hora de pilotarla, a su equilibrio natural y la costumbre, ya casi olvidada, adquirida con sus anteriores motitos (entre las que se incluye una Montesa 250 de motocross que le permitió participar en alguna competición, mas como diversión que otra cosa).
Las salidas en grupo eran agradables, permitían ir conociendo más gente e ir ampliando esos horizontes, pero a la vez trajeron una nueva faceta a la que intentar adaptarse: Aparecía gente experimentada cuyo ritmo de marcha era muy superior a lo que los conocimientos técnicos del pilotaje del reincorporado motard le permitían a éste desarrollar… Desarrollar dentro de unos parámetros de normalidad, ya que suplía estas carencias con su equilibrio natural, que lo tenía para ir en moto, y con unas arriesgadas trazadas, frenadas y demás a las que tampoco daba demasiada importancia, en buena parte porque desconocía lo que estaba haciendo mal, aunque algo le avisaba de que aquello no podía ser normal… Curvas en las que faltaba terreno al salir, pisando la raya blanca e invadiendo el carril contrario, aunque lo de la raya blanca tampoco parecía importar demasiado, habida cuenta de que también se pisaba ésta en numerosas ocasiones antes de entrar en curva, en un intento de aprovechar todo lo disponible para no quedarse atrás, frenadas en las que la moto se retorcía bajo él al tirar todos los hierros porque la curva estaba ahí, mucho más cerca de lo que había previsto antes de empezar a frenar… En fin, todo ese tipo de cosas…
En ésas estábamos cuando un buen día, curioseando por uno de esos numerosos foros que hay esparcidos por el universo de Internet, este motard encontró algo que le llamó la atención, quizá porque no sabía demasiado bien a que atenerse ante el título: Manual de Pilotaje, firmado por el...Dr.Infierno.... Manual de Pilotaje
A ver: ¿Pedro Botero se había hecho motorista? ¿Había un Dr. capaz de salvarnos de las llamas si renunciábamos a las motos? ¿Qué pasaba allí…?
En fin, algo había en aquel título capaz de llamar lo suficiente la atención del susodicho motard como para que éste pinchase en el enlace y descubriese que no había gato encerrado, y que efectivamente se trataba de lo que el título indicaba, un compendio de explicaciones, con esquemas, dibujitos y palabrejas raras entre las que llamaba especialmente la atención una: Contramanillar (Cazi ná lo del ojo...)
Vamos, que en un principio este motard no sabía si hacer caso a aquello o mandar el susodicho manual a la hoguera, por una asociación de ideas directamente influida por el nombrecito del Dr…
Pero en fin, dado que el manual no estaba presente físicamente sino que, como ya he comentado, aparecía en una pantalla a través de Internet y no era caso prender fuego al ordenata, se decidió a intentar hacer caso a algunas de las explicaciones y recomendaciones allí escritas, empezando por trazar las curvas tal como se explicaba en algunos de los dibujitos (había visto a algunos colegas trazarlas así, esos que parecían no correr encima de la moto y a los que sin embargo no conseguía alcanzar a pesar de poner en juego todo el equilibrio y otros aditamentos de los que era capaz para intentar llevar al vehículo como y por donde él quería, aunque se resistía a hacerlo como los otros porque siempre las había trazado a su manera, y esa era la que valía…o así lo creía el).
Coincidieron varias salidas en solitario seguidas con los intentos de puesta en práctica de aquellas técnicas leídas en el manual, lo cual posiblemente favoreció su rápida asimilación y el llegar a hacerlas de una forma constante y natural (algo que en principio costó lo suyo, ya que la costumbre tira y casi de continuo tenía que ir pensando: Que no, a la curva no se entra por ahí, se entra por el otro sitio, y cosas similares…).
En fin, tras un tiempo de practicar, este motard notó que algo había cambiado, aunque no sabía precisar demasiado bien el que… Hasta la primera salida en grupo con esos colegas que tanto le habían hecho padecer (de forma voluntaria por su parte, eso si, pero el stress y la desazón que le acompañaban en sus salidas intentando seguirlos había hecho que renunciase a ellas, incorporándose a esta nueva salida un poco a regañadientes, todo hay que decirlo…)
Una vez en marcha, y llegados a la zona de curvitas, resultó ser que este motard ya no necesitaba pisar rayas blancas, ni invadir carriles contrarios, ni hacer frenadas desmadradas para seguir a estos colegas, y sobre todo ocurrió que ahora iba tranquilo a pesar de la velocidad, disfrutando de la moto y de las curvas, quedándose en el lugar que le correspondía, sin intentar ir a por gente a la que no podía alcanzar porque ahora sabía porqué ocurrían algunas cosas y que hay limites que no se deben sobrepasar…Antes lo hacía de forma inconsciente, ahora, gracias al Dr.Infierno y a su Manual, ya no, su disfrute, y sobre todo su seguridad a la hora de ir encima de una moto había aumentado lo que no os podéis llegar a imaginar.
Mi agradecimiento, de todo corazón, a la persona que lo hizo posible.
Publicado originalmente en: BMWMotos.com
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Pues yo también tengo a mi Maestro... que es el creador de este blog.
ResponderEliminarY la suerte de haber progresado tras su rueda.
Así que yo también te lo agradezco.
Por cierto, palabrejas?
ápice!
ápice! Y yo que no lo había mencionado porque creía que era un taco...
ResponderEliminaralex, muchas gracias por el, en mi caso, inmerecido calificativo, yo me limito a ir en moto y disfrutar de ella con quienes también lo hacen.