Recuerdos y vivencias en Moto. Para entretenerme/nos un ratillo...

lunes, 25 de abril de 2011

Un Día de Lluvia

Erase que se era un Domingo de Resurrección del mes de Abril en que teníamos previsto salir a rular en moto aunque el tío del tiempo se empeñaba en aguarnos el día con sus predicciones.


A pesar de ello, la convocatoria de salida continuó adelante, aunque al final, debido a lo familiar de estas fechas y a compromisos diversos tan solo dos motos, con sus respectivos pilotos, nos presentamos en la linea de salida.


Este hecho iba a cambiar la Historia...de ese día.



Porque, una vez en marcha, me dí cuenta precisamente de eso, de que tan solo éramos dos viajeros, de tal forma que podían cundir bastante más los kilómetros al no tener que hacer reagrupamientos y poder permitirnos el ir a ritmo con más facilidad, con lo cual, a pesar de que ya teníamos la ruta prefijada decidí cambiar sobre la marcha, y pusimos ruedas sobre el asfalto en dirección a la Alpujarra almeriense, que hacía un tiempo no visitábamos.

De todas formas, confiaba en que Alejandro, mi compañero de viaje (lee alex para los amigos) no se enfadaría por tener que hacer algunos kilómetros y curvas extra, ni por el sacrificio que suponía, para llegar hasta allí, el pasar por buena parte de la Sierra de Los Filabres, una de nuestras zonas favoritas para ir en moto.

El tramo entre Serón y Gérgal, ya en la provincia de Almeria, es, sencillamente, una gozada para hacerlo en moto.
Al principio es un continuo ascenso, con amplia carretera, buen asfalto y curvas de primera (ojo, no de primera velocidad precisamente...) que nos llevan hasta las cercanías de Bacares, bonito pueblo situado a 1.220m de altitud, que esta ocasión no visitamos, y al cruce hacia los Observatorios de Calar Alto, un lugar magnifico a más de 2.000 m de altitud -altitud que notamos en las manos principalmente, debido a los 3,5º que marcaba el termómetro esa mañana-, aunque en esta ocasión continuamos adelante y emprendemos el descenso hacia Gérgal, con la carretera semi-húmeda que nos invita a circular con precaución, mientras los paisajes espectaculares de la zona van apareciendo y desapareciendo de nuestra vista según el capricho y los claros que nos permitían las nubes en movimiento.

Una breve parada para tomar algunas fotos aunque no del paisaje, escondido, como ya he dicho, por la niebla,  y continuamos hacia Gérgal, donde haríamos una parada-repostaje...para nosotros.


Esta tiene truco...


Mientras nos tomamos una cervecita y algo para que la acompañe, decidimos hacer un nuevo tramo extra, y es que estamos a un paso de lo que los moteros de la zona conocen como El Ricaveral, unos kilómetros de la antigua ctra Nacional Almeria-Granada que quedo obsoleta y se conserva tal como estaba en los años 70. 
Una gozada transitar por ella, aunque teniendo algo de cuidado por la suciedad acumulada en algunos de sus márgenes y los repentinos baches que te puedes encontrar debido a que las raíces de los pinos han deformado el asfalto en su continuo crecimiento



Al llegar al final de esta carretera giramos a la derecha para hacer el tramo que pasa por Alhabia-Alboloduy, tramo que nos gustó mucho, especialmente de paisajes, ya que la carretera está rota en algunas zonas, cortas, eso si, y circulas directamente sobre la gravilla.
Poco después tocó detenernos para que alex se equipara con el mono de lluvia, ya que ésta hacia acto de presencia de forma notable por primera vez desde que nos pusimos en marcha.


Continuamos nuevamente -evitando la autovía, aunque en el plano del recorrido que pondré al final no aparece así- hasta Abla, donde tocaba repostar, esta vez las motos, y desde donde iniciábamos otra vez el ascenso a una de las espectaculares zona que nos tocó recorrer en el día: 
La carretera que va desde Abla a Ohanes pasando por la Ermita de Tices.

Esto es algo de lo que el nuboso día nos permitió ver desde las alturas:


En un día claro y despejado al fondo de esta imagen se vería el mar.

Canjayar se nos presentaba así desde nuestro observatorio:


A pesar del fresquito y la humedad -o precisamente por eso-, era todo un placer haber llegado hasta allí en moto


Alejandro también se divirtió en este tramo...


A continuación callejeamos un poquito por algunas de las estrechísimas calles del precioso pueblo de Ohanes, aunque sin detenernos, por lo que no hay fotos, aunque no importa, pongo algunas tomadas en otra ocasión:



Son lugares en los que aún se vive con otro ritmo...


Abandonamos Ohanes y continuamos el descenso, para encontrarnos con esto...


Y es que toda la zona es un paraíso de curvas.
(La foto también corresponde a otro día, había guardado la cámara en la maleta y era todo un engorro andar quitandome los guantes mojados, abrirla y hacer las fotos, por lo cual hice bastantes menos de lo que me hubiese gustado)

Continuamos nuestro paseo/disfrute, e hicimos otra pequeña parada aquí:


Mientras hacíamos algunas llamadas por tfno, observábamos el paisaje y esas bonitas nubes, que poco después íbamos a palpar más de cerca...


En nuestra ruta pasamos por el Puerto de La Ragua, ya sin nieve, donde no nos detuvimos, algo que si hicimos poco antes de llegar a La Calahorra, y es que las vistas merecían dicha parada:




En esta última foto se aprecian claramente zonas donde llovía, y es que fuimos todo el día jugando al ratón y al gato con la susodicha lluvia, aunque finalmente tan solo nos alcanzó en tres ocasiones, contribuyendo con ello a un día de lo mas variado.

Tras comer en La Calahorra continuamos por un tramo que me encanta, el que pasa por Alquife, con sus espectaculares muestras de la antigua actividad minera que se pueden apreciar por doquier, y Jérez del Marquesado, donde se pueden encontrar castaños tan espectaculares como éste:

Incluso viendo la foto es difícil hacerse una idea del grosor de ese tronco.

Nos tocaba continuar en dirección a Guadix, con su siempre espectacular entorno de terreno arcilloso al que las lluvias ha dotado de caprichosos y espectaculares montículos donde la degradación producida por los arrastres es bien visible, al tiempo que nos sale al camino una de las señas de identidad de esta zona: Las viviendas troglodíticas, las conocidas Casas Cueva que abundan por doquier.

Rehuyendo la aburrida autovía nos dirigimos hacia Benalúa y Fonelas, siguiendo la carreterita que marcha casi en paralelo al Río Fardes, con unos paisajes cambiantes dignos de ser vistos y visitados.


Y aprovechamos un pequeño descanso para hacer algunas fotos, en las que es protagonista principal un derruido cortijo que tenemos justo al lado, y es que este tipo de ruinas siempre me han llamado la atención, como exponente que son de un tipo de vida que llegué a conocer de primera mano pero que ha sido absorbida por la vorágine de los tiempos modernos, eliminando casi de un plumazo la dura existencia a que se veían sometidas estas personas, pero también muchos de sus valores, mantenidos en el tiempo.





Una ultima mirada al entorno antes de continuar...



Y nuestro viaje continua, pasando por el espectacular tramo que desde aquí nos llevará a la autovía Murcia-Granada, entre Baza y Guadix, pasando por el valle en el que está enclavado Gorafe y su parque con enterramientos Megalíticos, en donde nos detenemos someramente.


Y poco más que contar... Al pasar por Baza comenzó a llover, a pesar de lo cual no pude evitar la tentación de dejar la autovía por otro ratito y pasar por Benamaurel y Cúllar, desde donde no hubo más extras y toco regresar por la vía rápida, que el tiempo apremiaba...

Fin del paseo. Espero que no tardemos mucho en estar nuevamente en ruta, la moto ya está apostada, esperando...



Todas las fotos  Aquí.

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2 comentarios:

  1. Otro día inolvidable...

    Magníficas carreteras, algunas ahora descubiertas, y excelente compañía y rueda que seguir.

    Un abrazo, Maestro!

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  2. Muy buen reportaje. Lo almaceno en la carpeta de rutas pendientes.

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