Lugar adonde llegamos después de disfrutar debidamente de los paisajes y de las fabulosas curvas que la jalonan…
Ciertamente, la belleza de este rincón bien merece algunas fotos...
Casas Ibáñez, Villarta, Villanueva de la Jara, Motilla del Palancar, son otros hitos que fueron quedando atrás en nuestra grata marcha hacia Cuenca…En este tramo del camino nos llamó poderosamente la atención la presencia de las amapolas, que teñían algunos tramos de un color rojo sangre que parecía surgir a borbotones por encima del cereal…
Llegamos a Cuenca sobre las 10:15, e hicimos una paradita –rápida, una vez más- para dejar constancia de nuestro paso por allí, con la típica y tópica foto de rigor…446 kilómetros constaban ya en nuestro haber del día…
Llegamos a Cuenca sobre las 10:15, e hicimos una paradita –rápida, una vez más- para dejar constancia de nuestro paso por allí, con la típica y tópica foto de rigor…446 kilómetros constaban ya en nuestro haber del día…
Reemprendimos la marcha bordeando el río Júcar en dirección a la Sierra…ensimismado en mis pensamientos, y disfrutando de la belleza del paraje, apenas pude percibir que de repente comenzaba a nevar…¿Nevar…? ¿Con 26 grados y un sol radiante…?...En realidad eran los chopos de la orilla del río, que nos obsequiaban con una blanca nube primaveral sin importarles para nada el picor de nariz que a mas de uno nos acompañó desde ese momento…
Después de degustar los bravos parajes serranos con los que nos obsequiaba la zona, la Laguna de Uña requirió nuestra atención, atención ensimismada al contemplar sus límpidas aguas por breves instantes, eso si, que no podíamos dejar enfriar el motor de nuestras monturas…
Después de degustar los bravos parajes serranos con los que nos obsequiaba la zona, la Laguna de Uña requirió nuestra atención, atención ensimismada al contemplar sus límpidas aguas por breves instantes, eso si, que no podíamos dejar enfriar el motor de nuestras monturas…
Volvimos a detenernos poco después, en el mirador del Embalse de La Toba, donde incluso pudimos ver gente bañándose…
Mucho lamenté no poder detenerme más, ya que la increíble carretera y los verdosos parajes por los que circulábamos bien merecían la pena ser recogidos por la cámara de fotos, pero aún quedaba mucho por recorrer y no estábamos dispuestos a renunciar ni a un solo kilómetro de lo dispuesto…
Tragacete y los Montes Universales nos abrieron la puerta al Alto Tajo, que recorrimos brevemente en nuestro camino hacia Beteta, con las impresionantes Hoces que llevan su nombre…
Tragacete y los Montes Universales nos abrieron la puerta al Alto Tajo, que recorrimos brevemente en nuestro camino hacia Beteta, con las impresionantes Hoces que llevan su nombre…
Tampoco se queda atrás en espectacularidad la Hoz de Priego...
...Donde algunos ya no sabían que postura coger para aguantar encima de la moto...
Eran las 3 de la tarde, y por aquí andábamos...
Y claro, llegó la hora de comer.
Y para reponer fuerzas, que mejor que un apetitoso (y monumental) San Jacobo de Casa Goyo, en Alcocer, el magnífico sitio a donde nos llevó jfran...:
Y para reponer fuerzas, que mejor que un apetitoso (y monumental) San Jacobo de Casa Goyo, en Alcocer, el magnífico sitio a donde nos llevó jfran...:
Tuvimos que hacer un pequeño sacrificio y tomar algo de postre...
Eran las 6 de la tarde cuando con el estómago lleno y 630 km en nuestra cuenta particular iniciábamos la ruta de regreso...ruta en la que no me extenderé demasiado, pero que siguió la tónica de todo el día...buenas carreteras -aunque una desapareció de repente volviéndose pista, que por supuesto seguimos- y continuó la borrachera de paisajes de todo tipo, aunque en el último tramo predominaba el cereal...
A ver, de verdad...no os dan ganas de rodar...
Y esto es todo, amig@s... Os dejo una última foto con el sol en declive:
Después de acompañarnos durante todo el día, la jornada tocaba a su fin...A las 11 de la noche, 1.105 km después, con algo de cansancio, ampliamente superado por la satisfacción interna que sentía, volvíamos al punto de partida, con un bagaje de vivencias que ya es nuestro para siempre...
Y una última cosa:
Vivimos en el País de las Maravillas, y podemos recorrerlo en Moto...
Y una última cosa:
Vivimos en el País de las Maravillas, y podemos recorrerlo en Moto...
¡Qué más se puede pedir!!
Los hechos aquí narrados, todos ellos reales, sucedieron en el mes de Mayo del año 2006.